La claustrofobia que siente Jack Nicholson en este clásico de Stanley Kubrick puede parecer normal, y es lo que sintió Stephen King cuando escribió la novela. El autor y su esposa se hospedaron en el Hotel Stanley en Colorado con la intención de tomarse un descanso después de publicar sus dos primeras novelas. Al igual que en la película, el hotel estaba cerrado por el invierno y ambos eran los únicos huéspedes. El entorno, la habitación supuestamente embrujada (la 217) y varias pesadillas inspiraron a King a escribir su novela. Eso sí, no tuvo un brote psicótico.
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