miércoles, 22 de julio de 2015

THE HORROR NETWORK

Aun no se tiene fecha exacta para el estreno de "THE HORROR NETWORK".

THE HORROR NETWORK
Un hombre sonámbulo que a veces despierta con sangre en las manos, un Dr. que utiliza la hipnosis para descubrir los problemas de sus pacientes, madre e hija viven en un mundo de miedo y de dolor después de las cicatrices dejadas por las brutales palizas de su esposo y padre, un vagabundo que no muestra piedad para los que se crucen en su camino y una joven colegiala sorda es perseguida por un ser siniestro, son las cinco historias de esta antología de terror espeluznante.

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LEW TEMPLE SERA PSYCHO-HEAD EN "31"


NUEVO POSTER PARA OLD 37


LAVALANTULA

El estreno de "Lavalantula" esta programado para el próximo 25 de Julio.

LAVALANTULA
Criaturas gigantes de 8 patas salen de la erupción de los volcanes de Santa Mónica, y tratan de destruir la ciudad de Los Angeles. Cue y varios amigos suyos, se ponen en marcha para proteger a la ciudad del enjambre de arañas sedientas de sangre.

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miércoles, 15 de julio de 2015

ASESINOS EN SERIE: CARL PANZRAM


Sin lugar a dudas Carl Panzram fue uno de los hombres más peligrosos de su tiempo, como ladrón y asesino serial tiene un lugar asegurado en la historia pero también lo tiene por ser una de las más visibles víctimas del fallido sistema penal norteamericano de principios del siglo pasado. Nació en un pueblito llamado Warren del estado de Minnesota el 28 de Junio de 1891. Hijo de John y Matilda inmigrantes de origen prusiano y de ocupación granjeros que como la gran mayoría de los de su tipo en ese tiempo, vivían casi en la miseria. Las jornadas de trabajo comenzaban con el amanecer y terminaban al anochecer sin que sus esfuerzos coronaran en riqueza. Tuvo cinco hermanos y una hermana, todos ellos honestos y laboriosos granjeros, características que Carl no compartía pues según propias palabras desde siempre había sido un ladrón y mentiroso. 
Cuando tenía 7 años, sus padres se separaron. Aunque hablando con mayor exactitud, un día su padre salió de casa para no regresar jamás. Después del divorcio de facto, la familia enfrentó peores tiempos de estrechez económica. Panzram relata que sus hermanos por cualquier motivo y en cualquier momento agarraron la costumbre de apalearlo sin misericordia. El día que se introdujo en la casa de unos vecinos para robar dinero y pertenencias y fue descubierto por uno de sus hermanos, recibió una paliza tremenda hasta quedar desmayado. A causa de este primer gran robo, Carl fue enviado al reformatorio juvenil en 1903. Llegando al Minnesota State Training School el recibimiento fue de lujo: un oficial le ordeno al chico desnudarse por completo y procedió a revisarle el pene y el recto a la vez que le interrogaba acerca de sus costumbres sexuales. Básicamente deseaba saber si había sido fornicado o sodomizado y hasta si se había masturbado. Aquello fue el pequeño gran comienzo de lo que sería su vida en aquel sitio. A principios del siglo pasado las instituciones correccionales carecían de supervisión externa. Por lo que el gobierno y la vida interna eran asuntos completamente en manos de los encargados en turno. Lo cual implicaba la existencia y tolerancia de abusos que hoy día resultan inimaginables. Eso considerando que aún hoy día la vida en un reformatorio juvenil o en cualquier cárcel puede ser un infierno.
La enseñanza cristiana era impuesta con enorme severidad como parte del programa para reformar a los delincuentes. Cualquier falla o demora en aprender las lecciones era rápidamente castigada. Panzram carecía de instrucción escolar y fallaba seguido en las lecturas y en el aprendizaje por lo que muy pronto cayó víctima de palizas y reprimendas. Desde esos días la asociación entre cristiandad e hipocresía habría de cristalizar en su persona. En vez de conocer valores, ética o moral, fue acumulando odio y enojo hacia la sociedad. 
Después de incontables castigos con cinturones, y palas de madera la venganza llegó a Panzram cuando gracias a un ingenioso dispositivo de su creación prendió fuego a uno de los edificios del reformatorio, mientras disfrutaba al máximo el espectáculo del fuego, instalaciones federales con valor de $100.000 dólares ardían hasta los cimientos. A fines de 1905 Carl Panzram compareció ante el comité de libertad del reformatorio, armado de la mayor hipocresía convenció a los miembros del jurado que era otro chico, ya reformado por las enseñanzas cristianas de los maestros del lugar. Pero según propias palabras "Había aprendido mas de como mentir, robar, incendiar y matar que otra cosa... aparte de que había conocido otros usos para el pene aparte de orinar y de otras cosas para las que podía servir el ano..." Cuando su madre lo llevó de vuelta a su casa, Carl Panzram era otra persona, se había tornado silencioso y oscuro. Sin embargo muchas otras preocupaciones poblaban la vida de su madre, que no podía lidiar con un chico rebelde y problemático. A pesar de las circunstancias, Panzram siempre guardó resentimiento contra ella. Al principio la señora contaba con el amor y respeto de su hijo, pero gradualmente estos se tornaron en desaprobación y odio pues "...ella era muy tonta para enseñarme algo bueno."
Negándose a trabajar incansablemente en la granja, Panzram convenció a su madre para enviarlo a otra escuela, sin embargo pronto comenzó a tener problemas con un maestro quien frecuentemente lo castigaba a cintarazos. Armó un plan para asesinarlo enfrente de todos y para tal efecto llevó una pistola a la escuela, pero en un forcejeo con otros muchachos, el arma cayó ruidosamente al suelo. Inmediatamente fue expulsado del lugar. Pocos días después y contando 14 años, Carl Panzram abandonó para siempre su granja de Minnesota para abrazar la vida de vagabundo. Trepó al vagón de un tren con rumbo incierto pensando que el propósito de su vida sería el de robar, engañar y hacer daño a todo aquel que se cruzara por su camino.
Pronto le ocurriría una nueva gran desgracia al jovencito Carl Panzram cuando un día se encontró con unos sujetos que acampaban quienes le prometieron conseguirle ropa limpia y un buen lugar para dormir. Pero antes de eso, le pidieron algo a cambio... y los cuatro hombres lo sometieron a una cruel violación tumultuaria sirviendo de absolutamente nada los lloros y las suplicas que externo Panzram. Si quedaba algo de humanidad, misericordia y simpatía en el espíritu del joven vagabundo, el vil acto al que fue sometido terminó por extinguir esos sentimientos para siempre. Durante mucho tiempo esta sería su vida, viajando de un lado para otro sin mas propósito que el de sobrevivir, durmiendo en vagones de trenes cargueros. Robando y pidiendo limosna para poder comer. Siempre cuidando su espalda de otros pordioseros y aún de los oficiales ferroviarios, hombres a veces de mayor cuidado que los propios vagabundos. En 1906 cae de nuevo en un reformatorio juvenil, esta vez del estado de Montana donde rápidamente adquiere reputación de criminal nato. Un día ataca brutalmente a un guardia a quien le había agarrado tirria de tantos maltratos que le propinaba. A la primera oportunidad cuando el guardia le dio la espalda lo golpeó en la cabeza con un tablón de madera. Por aquel acto recibió numerosas palizas y fue puesto bajo rigurosa observación. La única forma de salir del aprieto era escapar del lugar, propósito en el que se le unió un compañero llamado Jimmie Benson con quien finalmente lo logra en el año de 1907. Juntos viajaron con rumbo al este robando y quemando iglesias, actividad de primerísima importancia para Panzram que mostraba especial encono contra todo aquello que oliera a religión. Así se mantuvieron por cerca de un mes, cargados de dinero robado y armas hasta que decidieron tomar caminos separados.

En el invierno de 1907 Panzram aún siendo adolescente se encontraba tomando en un bar del pueblo de Helena en Montana, lugar por cierto donde la ley, era la del revolver y cuyos habitantes se componían de cazadores, peleteros y pescadores rudos. Dentro del tugurio escuchó un discursillo dictado por un reclutador de la armada. Esa noche y tras mentir acerca de su edad, Panzram se enlistó en la armada de los Estados Unidos y fue enviado al fuerte William Henry Harrison ubicado en una remota región de Montana. Desde el primer día de actividades fue acusado de diversos cargos por insubordinación. Durante el mes que perteneció al ejército fue encarcelado numerosas ocasiones por sus constantes ofensas y desobediencia crónica. Era imposible de controlar y con frecuencia aparecía en estado de ebriedad. Era simplemente imposible que Panzram se ajustara a cualquier clase de régimen disciplinario, fuera civil o militar. En Abril de 1908 fue descubierto cuando se había introducido a los almacenes del cuartel militar para robar diversas provisiones con las cuales planeaba desertar y luego venderlas. Entonces fue sometido a juicio en un tribunal militar que en aquellas épocas castigaba con excepcional firmeza los delitos cometidos por hombres del ejército. La sentencia final dictaba la expulsión de Panzram sin honores ni compensación y tres años de trabajos forzados en la penitenciaría federal de Leavenworth en Kansas y fue ratificada por William H. Taft, futuro presidente de los Estados Unidos que en ese momento fungía como secretario de Guerra.
Tras un paradisíaco viaje de 1000 millas en tren, encerrado sin alimento ni agua junto a otros criminales peligrosos, Panzram arribó a la prisión federal ubicada en las cercanías del río Missouri en medio de una vasta planicie de Kansas. Leavenworth era una vieja prisión usada durante la guerra civil para guardar prisioneros de guerra. Por aquella época había caído en abandono por falta de fondos y mantenimiento sin embargo los nuevos prisioneros eran empleados como fuerza de trabajo para remodelar y reparar las instalaciones del lugar. A mediados de 1908 y contando 16 años, Panzram cae en esa terrible fortaleza, donde era impuesta una férrea disciplina de silencio para los prisioneros. Aquella imposición era parte de los usos y costumbres penales que se creía idónea para reformar a los prisioneros. Todos los días los hombres debían formarse en los patios no importando el clima imperante y cualquier desobediencia al código de silencio era castigada rápida e implacablemente. Debido a su naturaleza rebelde e incorregible Panzram pronto se vio envuelto en graves problemas con los celadores. Eran frecuentes las palizas que recibía y prolongados los periodos de confinamiento en solitario a que era sometido. Pronto sintió desesperación por escapar del lugar y mientras tanto un día logra incendiar parte de las instalaciones sin que se le levantaran cargos formales. La vida en prisiones de este tipo era un frágil equilibrio de violencia y paz entre guardias y prisioneros. Los primeros imponían el orden y la disciplina por medio de golpes y torturas, pues no conocían otra manera de imponerse entre sujetos tan peligrosos como los que cuidaban. Panzram estaba sujeto a una bola de acero de 22 kilos que debía llevar a donde fuera y durante 10 horas al día todos los días de la semana picaba piedras. Este severo régimen hizo que se volviera muy fuerte y musculoso. Cada día que transcurría, su amargura y enojo se incrementaban y no veía venir la hora de salir para descargar su furia contra la humanidad. En 1910 es liberado de Leavenworth deseando solamente jamás volver al maldito lugar y sintiéndose la personificación del mal. A los 19 años, Panzram carecía de hogar, familia o amigos. Todo aquello estaba negado en su existencia. A pesar de su buena apariencia masculina y no siendo necesariamente homosexual no tenía ningún interés por las mujeres. Solo deseaba hacer daño, como una respuesta a todos los agravios recibidos desde su niñez. Durante años se mantuvo errante por Kansas, Texas llegando hasta California dejando una estela de robos, hurtos e incendios por doquier. Cualquier situación y lugar era el indicado para hacer maldades como dejar suelto el ganado o caballos. Si entraba a robar lo primero era encontrar las armas, luego incendiaba los lugares. Si la oportunidad se daba, tiroteaba ventanas, quemaba graneros, cobertizos, cabañas y hasta pastizales o parajes abandonados. Cualquier hombre que se cruzara en su camino y habida la oportunidad era asaltado y violado no importando raza, edad u otras condiciones. Bastaba que fuera un ser humano apto para dañarlo. Varias veces fue detenido por robo y tantas otras escapó de las penitenciarias. Se mantenía a salto de mata y cuando la situación se salía de control, trepaba al primer tren que pasara para alejarse del peligro. Una vez que iba en un vagón de tren en compañía de un par de vagabundos, ideaba violar al mejorcito de ellos cuando les cayó un oficial del tren, quien trató de extorsionarlos pero Panzram fue más astuto que todos y a punta de pistola le robó el reloj y dinero al oficial ferroviario. Acto seguido lo violó y con un poco de persuasión obligó a los otros vagos que hicieran lo mismo, tras lo cual los arrojó del tren para continuar solo hacia Oregon.
Pasaba el tiempo y Panzram únicamente conocía la mala vida siendo arrestado casi por todos lados en que caminaba. Los cargos variaban desde el típico robo, piromanía y sodomía. En el pueblo de Chinook en Montana lo agarran de nuevo y es sentenciado un año de prisión en la prisión de Deer Lodge a donde es ingresado el 27 de Abril de 1913 y se encuentra con su antiguo compinche Jimmie Benson con quien rápidamente planea el escape, sin embargo este último es transferido por lo que escapa solo en Noviembre del mismo año pero poco después fue recapturado en un pueblo vecino. Según sus palabras, no había trabajo en Deer Lodge y el lugar estaba pobremente administrado por lo que se dedicó a sodomizar a todo lo que se moviera. Su ferocidad y fuerza intimidaban al resto de los prisioneros quienes no oponían resistencia a sus odiosos abusos. Finalmente el 30 de Marzo de 1915 fue liberado antes que nada con los parabienes del gobernador del presidio. Como no conocía ninguna otra manera de vivir que no fuera delinquir casi a cada respiración, Panzram se mete en nuevos problemas con la ley en Oregon donde va a caer en la penitenciaría estatal del estado por ahí de Junio de 1915. Aquella prisión era gobernada con mano de hierro por un fulano de nombre Harry Minto que no reparaba en violencia y tortura para mantener a raya a los prisioneros. Más rápido que de inmediato los guardias conocieron de la rebeldía de Panzram que de nuevo en su vida, fue sometido a los peores rigores y castigos, como el aislamiento por semanas a puro pan y agua, ser colgado con cadenas en las paredes, trabajos forzados, palizas y hasta baños de agua a presión. También hizo de las suyas, incendiando algunas instalaciones e incluso ayudó a escapar a otro prisionero quien tiempo después se encontraría cara a cara con el señor Minto dándole muerte. Aquel extraordinario suceso provocó que las condiciones dentro de la prisión empeoraran. En Septiembre de 1917 logra escapar para ser arrestado nuevamente, puesto que Panzram ya tenía una bien ganada fama de criminal peligroso e incorregible. Mediante un anuncio un oficial lo reconoció y lo arrestó no sin antes batirse a plomazos. Estando en custodia Panzram no dejaba de pelear para liberarse. Finalmente en Mayo de 1918 se vuelve a escapar de la odiada prisión de Salem en un acto digno de un argumento hollywodense. En medio de una lluvia de balas se perdió entre los bosques para escapar en un tren. Tomó rumbo a la costa este de los Estados Unidos.
Panzram continuó su labor destructiva robando y quemando pequeñas iglesias por doquier pero siempre guardando precaución para no ser apresado de nuevo. En 1920 establece su base de operaciones en la ciudad de New Haven en Connecticut, lugar de mucha actividad y bullicio donde pasaría desapercibido para la policía y donde había mucho trabajo que realizar. Si no asaltaba al usual borracho en las noches, se ocupaba de violar jovencitos y si no, se metía a saquear residencias. Hasta que un día decide meterse e una residencia que lucía muy apetitosa, tal vez perteneciera a un aristrócrata. Una vez dentro comenzó la colecta de joyas, dinero y armas. Cual sería la sorpresa de Panzram cuando vio que estaba dentro de la residencia del entonces presidente Taft a quien por cierto el culpaba de haberlo mandado 3 años a Leavenworth cuando este fungía como Secretario de Guerra. El botín fue cuantioso por valor de $3,000 dólares y obtuvo una Colt calibre .45 del presidente Taft. Con esas riquezas se hizo de un yate con el que comenzó a navegar de aquí a allá como un pirata. Inmediatamente concibió un plan para delinquir a modo con su nueva faceta. Frecuentemente bajaba a las calles de los puertos que visitaba para reclutar marineros a quienes con cualquier promesa convencía para trabajar en su bote aunque fuera un día. Una vez que los incautos caían en sus garras, los emborrachaba o esperaba a que durmieran para robarlos, violarlos y matarlos. Se deshacía de los cuerpos atándoles piedras pesadas en el cuello y soltándolos en las aguas. Un día un fuerte temporal lo aventó a las rocas, apenas el y los dos marineros que estaban a punto de perecer en sus manos lograron escapar nadando a la orilla. 
En 1921 y tras otras escaramuzas y presidios en Connecticut, Panzram huye del estado y aborda un buque mercante con el que termina en Angola, en ese entonces colonia Portuguesa. En territorio africano se emplea en una compañía petrolera, que por ese entonces exploraba yacimientos en aquellas tierras. Un día que estaba sentado sin hacer nada, por azares del destino llegó un niñito negro no mayor a los 11 años y no pasaron mas que unos instantes para que Panzram urdiera atacarlo. Mediante algún embuste lo llevó a un lugar apartado donde lo violó y asesino de un rocazo en la cabeza. Cuando Panzram se alejo de la escena del crimen el cerebro se escurría por los oídos del desafortunado negrito. Los habitantes de Lobito Bay, comunidad pesquera donde habitaba Panzram, sospechaban del extraño norteamericano, pero no hubo manera de demostrar nada. Poco tiempo después Panzram organizó una expedición para cazar cocodrilos río arriba y contrató 6 nativos del lugar para que lo asistieran. Adentrados en la jungla sacó su pistola y uno a uno fue terminando con sus vidas, según sus propias palabras aquel crimen fue de lo mas fácil siendo mas complicado matar chicos de 11 o 12 años como acostumbraba. Después de darles el tiro de gracia, alimentó a los cocodrilos con los cadáveres de aquellos infelices. Como había muchos testigos que lo vieron apalabrar a los seis negros, al regresar huyó del lugar. Luego de pocos días de estar a salto de mata por las costas africanas, llega a Portugal, sin embargo la policía local ya estaba al tanto de su racha de asesinatos en Africa así que en cuanto pudo abordó un buque de regreso a América. Para 1922 estaba de nuevo en los Estados Unidos.
En el extranjero le había resultado increíblemente sencillo asesinar personas lo cual le agradaba mucho a Panzram, tanto que pensaba dedicarse a ser un asesino a sueldo. Sin embargo su idea no prosperó y regresó a sus actividades de siempre. Cuando cometía algún crimen se alejaba del lugar lo más pronto posible ya fuera abordando un tren o pidiendo aventón en las carreteras. Su vida era estar huyendo permanentemente a un paso o dos de la policía. Sin reposo y jamás pisando poblaciones y ciudades más de lo necesario. Un ritmo de vida inimaginable hoy día y a pesar de todo, siempre furioso y sediento de violencia.
Tras unas cuantas semanas en suelo norteamericano, Panzram decide renovar su licencia de marino y arreglar los papeles de su viejo bote el Akista y procede a explorar los puertos para hallar un yate igual o parecido pues planeaba robarlo para después renombrarlo. Así recorre varios lugares sin hallar lo que busca hasta llegar al pueblo de Salem en Massachussetts, lugar donde hacía siglos enjuiciaban a las brujas. Dentro del pueblo se encuentra en una calle a solas con un chico con quien traba plática. Aquel niño había estado la mayor parte del día dentro del restaurante de un vecino y había salido por un encargo. Panzram le ofrece 5 centavos por cumplirle otro encargo. Juntos entran a una tienda de abarrotes y al salir le ofrece un viaje en el transporte del lugar. Pronto el inocente niño baja con Panzram en un paraje solitario. Después de tres horas de torturarlo y violarlo, lo asesina con una roca. Para silenciarlo le había retacado la boca con hojas de una revista. Lo tapa con algunas ramas de árbol y huye del lugar. Tras su horrendo crimen Panzram es visto a poca distancia por un par de residentes de Salem, más tarde declararían que vieron a un sujeto apresurado y nervioso alejándose del lugar con un periódico en mano. Tres días le tomo al pueblo hallar el cadáver de George Henry McMahon de 11 años de edad. ¿Por qué lo había hecho? Simplemente por el afán de cebarse con los inocentes y los débiles. Después de lo de Salem, viajo al norte a Nueva York y se mantuvo en movimiento por el área de Connecticut hasta que encontró el yate idóneo para robárselo. Una vez que tuvo uno de 38 pies en su poder, comenzó a navegar de aquí para allá demostrando gran destreza como marinero en toda condición y clima. Cualquier lado era bueno para asaltar yates o embarcaciones donde se hacía de joyas, ropas y armas que posteriormente vendía. Todo era ganancia fácil y redituable. Tan prolífico ladrón era Panzram que hasta bajaba del barco para meterse a casas y negocios y hasta se introdujo en el yate del comisionado de policía de New Rochelle, sustrayendo un revolver calibre .38 entre otros objetos de valor y dinero.
En Junio de 1923 Panzram entra al río Hudson y se había hecho de la compañía de un muchachito de 15 años que había conocido en un empleo temporal hacía meses. De nombre George Walosin, este jovenzuelo compartía el gusto por la sodomía con Carl Panzram, sin embargo este último cometió el error de violarlo. Luego, atraca en un pequeño muelle y se aventura en las poblaciones del lugar para ofrecer en venta el yate. Pronto un joven sujeto decide ver el bote para comprarlo. Este hombre en realidad planeaba asaltar a Panzram pero como entre agujas no se pican, llegado el momento quien terminó sometido y asesinado fue el supuesto comprador. Después de atestiguar los alcances del capitán O'Leary como tal se hacía llamar Carl Panzram, Walosin decide huir y salta a la primera oportunidad al agua para nadar a tierra firme. Reporta a la policía de los abusos cometidos contra su persona y las autoridades montan un operativo en el río hasta capturar al elusivo pirata O'Leary.
El largo brazo de la ley alcanzó a Panzram el 29 de Junio de 1923 y fue puesto a disposición de la comisaría de Yonkers City donde permaneció unos cuantos días antes de ser confinado por tratar de escapar del lugar. Entonces busco la ayuda de un abogado local cuyo apellido era Cashin. A este abogado le prometió que si lo sacaba de la cárcel le pagaría con el yate, el cual valdría varios miles de dólares. El abogado se apresuró a tramitar la fianza que pagó con sus propios recursos y a los pocos días el capitán O'Leary fue liberado. Claro que Panzram nunca regresó con el abogado para arreglar las cosas, cuando Cashin trató de registrar el bote, se descubrió que era robado. Entonces la policía confisco el yate y además la fianza quedó perdida.
Después de su graciosa huida, Panzram se dirigió al sur de Connecticut, área donde se movía con comodidad, con el firme propósito de robar otro barco y esta vez navegar hacia Sudamérica. Para capitalizarse se dedicó a robar transeúntes de la ciudad de New Haven cuando la noche del 9 de Agosto de 1923 se topó en la calle con otro muchachito que iba solo. Lo sometió a punta de navaja y lo condujo a los bosques cercanos. Una vez ahí le aplicó el mismo tratamiento que al joven McMahon, violándolo sin piedad hasta que ya satisfecho procedió a estrangularlo con el cinturón que llevaba el chico de origen judío. Según sus declaraciones, Panzram disfrutó de esta fechoría como ninguna otra. Dejó el cuerpo ahí tirado y se retiró del lugar tan tranquilo que nadie notó nada extraño al verlo caminar por la carretera. Este crimen permanecería en el misterio hasta que Panzram lo confesó muchos años después. 
Después Panzram se dirigió a Manhattan donde se empleo como empleado de limpieza en un buque que partiría a China, sin embargo antes se emborrachó y participó de una trifulca entre marineros y fue expulsado de la expedición. Sin dinero y con hambre se sube a un tren con dirección al pueblo de Larchmont sitio de lujo y esparcimiento para la alta sociedad de la región. Una noche de Agosto de 1923 Panzram se introdujo en los depósitos de la estación de trenes para robar. Había usado un hacha que encontró cerca del sitio para romper una ventana. Para su mala ventura, fue descubierto por un oficial que efectuaba su rondín nocturno. Tras un feroz forcejeo, el oficial Richard Grube arrestó a Panzram que fue incriminado con otros tres cargos mas por robo y la fianza le fue impuesta por $5,000 dólares. En este punto Panzram decide comenzar a hablar y declara ser fugitivo del estado de Oregon donde aún debía purgar 14 años de prisión. La policía conocía de ciertos hombres que comenzaban a declarar en demasía con el propósito de ser transferidos a otros sitios sin embargo deciden enviar telegramas a Oregon para averiguar. La respuesta fue que Jeff Baldwin alias de Panzram al momento de su encarcelamiento en Oregon era requerido por la justicia del estado. La suerte del criminal llegaba a su fin.
Pocas semanas después de su arresto, la corte de Larchmont lo sentenció a 5 años de prisión por los robos cometidos en aquella jurisdicción. A pesar de que Panzram había intentado una negociación con el fiscal para recibir una sentencia menor a cambio de declararse culpable. Entonces fue enviado a la famosa prisión de Sing Sing pero no permanecería ahí por mucho tiempo pues fue enviado a la prisión estatal de Clinton, lugar a donde eran enviados los criminales más peligrosos e incorregibles. Gobernado y mantenido por sucesivas familias de celadores locales, Clinton era famosa por la rudeza y crueldad conque eran "reformados" los reos. Dannemora, el agujero infernal era como se conocía comúnmente dicho sitio. La población de reos era considerada un puñado de animales a quienes había que tratar acorde a ello. Los guardias estaban armados de bastones de acero que usaban para someter cualquier insubordinación por mínima que fuera. Bajo el implacable yugo de los guardias, numerosos reos sufrían de colapsos nerviosos y entonces eran enviados al hospital mental donde eran arrojados ante una población de dementes y eran olvidados tras una muralla de negligencia y burocratismo.
Luego de unas semanas Panzram intentó armar un incendio, pero el dispositivo que había colocado fue desmantelado por los guardias. Intentó asesinar a otro de ellos dándole un tablazo en la cabeza y claro esta, también intentó escapar del lugar. Trepó una de las paredes de la prisión y cayo casi de una altura de 10 metros a una plataforma de concreto. Se rompió ambas piernas y tobillos y tuvo lesiones en la espina dorsal. A pesar de sus graves lesiones fue aventado a su celda sin ningún tratamiento médico. Ni siquiera yeso o tablillas le fueron colocados. Tras 14 meses de agonía en que nadie lo ayudo fue operado perdiendo un testículo a causa de los daños sufridos. A pesar de esta larga odisea, Panzram no se corregía en lo absoluto, pues tiempo después de su cirugía fue hallado sodomizando a otro prisionero por lo cual fue arrojado al confinamiento donde sus sufrimientos se multiplicaron siendo ignorado por absolutamente todo mundo. Nada que hiciera o pidiera tenía una respuesta positiva. Tras años de padecer este aislamiento Panzram enloquece de furia y resentimiento. Elabora planes para armar matanzas masivas. Como soltar arsénico en un río para asesinar a todos los pobladores sin excepción. Finalmente tras 5 años de habitar las entrañas del infierno, Panzram es liberado de Dannemora. Lleno de profundas cicatrices físicas y mentales este asesino en serie toca de nuevo el mundo.
Y por enésima vez Panzram robó, incendió y asesinó al menos a un sujeto como parte de su venganza contra el mundo hasta ser capturado de nuevo. Durante su presidio en Washington finalmente comenzó a cantar la verdad. Los guardias pronto notaron que el reo Charles Panzram frecuentemente hablaba de haber asesinado niños. Comenzó una extensa averiguación en diferentes jurisdicciones para clarificar la información. Pronto surgieron los datos que corroboraban las aseveraciones del reo. Cuando fue registrado en la cárcel un joven guardia recién ingresado al servicio y de nombre Henry Lesser preguntó a Panzram ¿cuál es tu crimen? a lo cual respondió "Lo que yo hago es reformar personas..." Pasaron algunas semanas en que el joven Lesser notó el extraño comportamiento de Panzram quien raramente entablaba conversación con los demás. Mientras tanto, éste último no perdía el tiempo y raspaba el concreto alrededor de las barras de su ventana con el fin de escapar, pero fue delatado por otro prisionero. Entonces es sometido a las usuales torturas en boga. Esta vez Panzram maldijo inclusive a sus padres por haberle dado la vida. Por el paso de los años en una vida pendenciera y sin rumbo. Sometido a las más salvajes torturas y condiciones carcelarias de su tiempo el legendario criminal Carl Panzram decide confesar absolutamente todo. Día tras día aporta datos de sus fechorías, en especial la violación y asesinato de los jovencitos McMahon y Alexander Luszzock. Por alguna razón Lesser se compadece del rabioso y odiado criminal y en un gran gesto de su parte se convierte en su único confidente en la prisión. Un día le da un dólar para que Panzram comprara cigarros y comida. Pronto ambos hombres se hacen amigos y Lesser convence a Panzram de escribir sus memorias. Aquella enorme declaración de más de 20,000 palabras abarca toda la carrera criminal de Panzram incluyendo descripciones de todas y cada una de sus encarcelaciones a lo largo y ancho del territorio. A pesar de la falta de comunicación entre agencias y prisiones de aquel tiempo, la mayoría de los datos aportados fueron corroborados. Estaban incluidos arrestos y alias usados desde 1900 hasta 1930. No solo habló de su vida, sino también del sistema penal norteamericano al cual propinó acres críticas, tachándolo de inútil y nocivo. Uno de sus lemas más recurrentes era que la fuerza daba derecho. También aseguraba que por todos sus crímenes no guardaba arrepentimiento alguno y que todas y cada una de las leyes de Dios y de los hombres en algún momento las había roto. Si hubiera nuevas leyes, con gusto las quebraba también. 
Muy pronto de todas partes comenzaron a surgir ordenes de presentación contra Panzram y pronto comprendió que este era el final de su carrera delictiva. A principios de 1929 escribió la siguiente carta al fiscal de Salem, acerca del crimen contra el jovencito McMahon: 
"Ya hice una total confesión acerca del asesinato de McMahon. Usted ha enviado testigos desde Salem para identificarme, lo cual han hecho a cabalidad. En ningún sentido cambio mi confesión del hecho. He cometido tal crimen. Yo solo soy el culpable... No solo he cometido ese asesinato sino otros 21 mas y puedo asegurarle ahora mismo que si alguna vez salgo libre y tengo la oportunidad, asesinare a otros 22 mas!..."
Fue llevado a juicio y el mismo fungió como su propio abogado, claro que lo hizo de la manera más torpe y burda que pueda haber, aterrorizando constantemente a los testigos y a los miembros del jurado. La sentencia llegó el 12 de Noviembre de 1928 y el juez Walter McCoy le dio 25 años de cárcel en Leavenworth, ante lo cual Panzram atinó a gritarle "Vaya a visitarme!..."
El 1 de Febrero de 1929 llegó Carl Panzram a la conocida prisión de Leavenworth y al serle leídas las reglas por el guardia principal declaró serenamente que asesinaría al primer sujeto que se metiera contra el. Y en efecto, así ocurrió cuando uno de los guardias la tomo contra el a la primera oportunidad lo masacró con una barra metálica. Estaban dentro de la lavandería, empleo que Panzram había solicitado dada su precaria condición física y después de terminar con la vida del oficial Warnkle Panzram entró en un frenesí de locura atacando al resto de los aterrorizados prisioneros que no podían escapar por la puerta pues estaba cerrada. Por los gritos y el ruido del desorden llegaron los demás guardias a poner orden en la masacre. Cuando llegaron vieron por las ventanas a Panzram armado de una barra metálica de varios kilos de peso, cubierto de pies a cabeza de sangre y con las ropas hechas jirones. Una vez que el sicótico prisionero se calmó abrieron la puerta y lo condujeron silenciosamente a su celda.
Por este terrible crimen fue llevado nuevamente a juicio. Esta vez ni siquiera solicito un abogado, ya no lo necesitaba. Durante su confinamiento en solitario continuó la comunicación con Lesser a quien le comentó que le faltaban cosas que leer, pero que en general era mucho mejor tratado que antes. Si tan solo así hubiera sido desde un principio el trato en prisión, tal vez muchas personas no hubieran sido robadas, abusadas y asesinadas de la manera en que había ocurrido. Al juicio fueron llevados como testigos guardias y prisioneros que contaron con lujo de detalles los acontecimientos del día en que fue masacrado el señor Warnkle. La sentencia fue la horca, no bien fue dictada por el juez, Panzram quedó inclusive agradecido y feliz. Al ser retirado de la sala y cuando todos dejaban el lugar aún se podían escuchar sus horribles carcajadas.
Antes de su ejecución no faltaron las almas caritativas que trataron de interceder por Panzram, como el doctor Karl Menninger que solicitó entrevista con el condenado a muerte. Pero Panzram amenazó de muerte a las asociaciones civiles que ya desde entonces se oponían a la pena capital. Durante la corta entrevista, el reo se mostró irritado y nada cooperativo. Para Menninger quedó claro que ese hombre era capaz de matar a quien fuera con tal de escapar si la menor oportunidad se presentara. Las opiniones del buen doctor fueron rechazadas tajantemente por Panzram quien dejó en claro que aborrecía cualquier intervención a su favor y que deseaba llegara ya la hora de su muerte para bien de el y de todos.
El 5 de Septiembre de 1930 a las 6 de la mañana y ante numerosos testigos de la prensa y la prisión, Panzram fue colgado y declarado muerto a las 6.18 a.m. Su cuerpo no fue reclamado y fue enterrado en un sepulcro del lugar. Hasta el momento de su muerte se comporto desafiante e incorregible como siempre. Subió alegremente los escalones hasta el cadalso. Tuvo tiempo de escupir y apresurar al verdugo. Según testigos pasó la noche en vela caminando por su celda y canturreando una canción obscena de su propia creación.

ASESINOS EN SERIE: JEROME HENRY BRUDOS


Jerome Henry Brudos nació el 31 de Enero de 1939 en el pueblo de Webster, Dakota del Sur. Fue el segundo hijo de la pareja formada por Henry y Eileen quienes ya tenían un primer hijo varón llamado Larry. Su llegada no estaba planeada y su madre deseaba una niña con lo que su venida al mundo fue doblemente repudiada, por lo que desde pequeño Brudos padeció aislamiento y severidad por parte de su madre. Durante la infancia de Brudos, su familia se movió a Portland, Oregon. 
Cuando Brudos tenía aproximadamente 5 años, sucedió el hecho que marcaría por entero su vida. Jugando por el vecindario cerca de su casa, halló un par de tacones de mujer en un rincón donde estaban apilados botes y bolsas de basura. Cuando la madre descubrió a Jerry usando el par de tacones dentro de su cuarto, su reacción fue de gran sorpresa e irritación. El regaño de la señora hacia el pequeño niño lo dejó profundamente impresionado acerca de la extraña y prohibida naturaleza de los zapatos de tacón de mujer. Desde ese día y tras la destrucción de los mentados tacones, Jerry Brudos desarrolló un enfermizo fetichismo que lo acompañaría el resto de su vida.
Más tarde le ocurrió a Brudos un vergonzoso episodio en la escuela, cuando en el primer año de primaria un compañero lo delata porque estaba a punto de robarle uno de los pares de zapatos de tacón que la maestra tenía guardados en el salón. Brudos es regañado en frente de todos y abandona la clase. En los estudios no obtiene muy buenos resultados y no consigue pasar el segundo año de instrucción. Frecuentemente se queja de fuertes jaquecas que le impiden ver con claridad. En cadena sufre una enfermedad tras otra en la garganta. Cuando tiene 12 años, su familia se traslada a un vecindario de Wallace Pond, Oregon donde varios vecinos tienen hijas adolescentes. Junto con algunos vecinos Jerry adquiere la manía de invadir los cuartos de ellas para jugar con la ropa interior, y claro esta, robársela. Junto con los tacones, la ropa interior femenina sería la otra gran pasión fetichista de Brudos. Un día a Jerry lo descubren con la pornografía perteneciente a su hermano mayor y debe aguantar los fuertes regaños de la madre, que era especialmente susceptible contra todo lo sexual de su hijo a quien por cierto obliga a lavar a mano sus sabanas ensuciadas durante sus sueños húmedos. La falta de naturalidad y comprensión de parte de su madre con temas delicados como este, no ayudan en nada al desarrollo emocional del joven Jerry Brudos. 
A los 16 años Jerry Brudos logra entrar a estudiar un grado en electrónica en la Universidad Estatal de Oregon. Esto a pesar de ser mas bien un estudiante mediocre. A esta edad esta obsesionado con los tacones y la ropa interior de mujeres que roba cada vez que hay una oportunidad. Y es muy proclive a atacar las mujeres de su edad a quienes con engaños las conduce a lugares apartados donde las golpea sin motivo aparente, las fotografía y obliga a desnudarse. Digamos que tenía una gran necesidad por dominar y humillarlas. Sin embargo en una de esas, es descubierto por unas buenas personas que lo denuncian, mientras fingía ayudar a una víctima suya. La policía lo detiene y en su casa y coche son halladas fotos, equipo fotográfico y ropa de mujer, se le detiene bajo los cargos de asalto. Las autoridades deciden enviarlo a un hospital psiquiátrico donde los médicos determinan que padece esquizofrenia y desajustes sexuales motivados por su tránsito en la adolescencia. Por las desviaciones y el fetichismo le es impuesta una terapia de 9 meses. Mientras purga su "condena" hospitalaria, continúa asistiendo a clases en la escuela. Al finalizar el tratamiento, el panel de doctores establece que Jerry Brudos no representa un peligro para la sociedad.
El 9 de Marzo de 1959, Brudos se une a la milicia de su país realizando su entrenamiento en Georgia y siendo estacionado en el fuerte Ord en California. Ni con la distracción de sus actividades ni con la disciplina impuesta por la armada, Brudos abandona sus extrañas fantasías, como una de ellas, consistente en que una mujer coreana lo seducía. Después de hablar con sus superiores, es enviado con el psicólogo de la armada, el capitán Theodore J. Barry quien después de analizarlo recomienda la baja, a causa de sus "extrañas obsesiones..." En 1960, a los 21 años y de nuevo viviendo con sus padres, se reporta un incidente en el cual, Brudos queda impresionado por una chica que ve pasar por la calle, la sigue y decide atacarla para robarle sus zapatos. Este tipo de lances producían un efecto de corte erótico y de dominación para Brudos. Se entiende que cada vez va refinando sus métodos para acercarse a sus víctimas. Tras obtener su licencia FCC, Brudos consigue empleo en una estación de FM. Ahí conoce a Darcie Metzler entonces de 17 años con quien comienza una relación romántica. Comprensiblemente los padres de la muchacha desaprueban el noviazgo pero en un acto de rebelión ella enfoca toda su atención al extraño electricista. Terminan casándose a mediados de 1962. Tienen su primera hija, llamada Megan pero al principio del matrimonio se tienen que mover mucho a causa de la inestabilidad laboral de Brudos.
En 1967 finalmente la familia Brudos se establece en Portland donde Jerry ha obtenido un empleo como electricista. Darcie esta embarazada de nuevo y el papa esta feliz ante la perspectiva de tener un hijo varón. El día del nacimiento de Jason, quiso el destino que Darcie negara a Jerry su presencia durante el parto. Este caprichoso rechazo le provocó una gran tristeza y muy pronto regresó al robo de zapatos y calzones. De hecho unas cuantas semanas después Brudos descargó su ira contra una mujer de la ciudad a quien atacó dentro de su casa una vez caída la noche. La desmayó, violó y robó sus pertenencias íntimas.
Para un hombre tan depravado como Brudos, escalar en la gravedad de sus crímenes es cosa de tiempo y tenía que llegar el primero de varios asesinatos, atribuidos a su persona.
En 1968 la señorita Linda Slawson, de apenas 19 años trabajaba por comisión para una compañía de libros. Vendía enciclopedias de puerta en puerta para ayudarse a pagar la escuela. El 26 de Enero efectuó su último recorrido en un vecindario de Portland para desaparecer. No se supieron muy bien las circunstancias de la desaparición de la chica, hasta que se tuvo a Brudos en custodia. De momento la compañía de libros no tenía registrado el itinerario de visitas de Slawson y la policía solo pudo hallar el auto de la chica sin poder obtener alguna pista sólida sobre su paradero. Brudos confesó que tan pronto Slawson estuvo en su jardín, planeó meterla a su taller por medio de engaños. La chica lo siguió inocentemente hasta su taller de la casa donde con una palanca la golpeo noqueándola al instante. Luego procedió a estrangularla y con toda la calma del mundo, teniendo el cadáver de una mujer en su casa, hablo con su familia, diciéndoles que se fueran a comer a un centro comercial. Cosa que su esposa e hijos diligentemente hicieron. Inmediatamente la desvistió y le probó la ropa que tenía guardada. Tomó todas las fotografías que pudo y decidió deshacerse del cuerpo, no sin antes cortarle un pie con una sierra. Dicho pie fue almacenado temporalmente en un congelador para posteriormente usarlo en sus ritos fetichistas. El cuerpo lo tiró atado a un bloque de motor al río Willamette. Estas confesiones fueron motivo de gran irritación por parte de la policía que tenía que soportar la arrogancia y el cinismo de Brudos al reconocer los crímenes.
El 26 de Noviembre de 1968, la señorita Jan Whitney de 23 años desapareció igual que Slawson, en circunstancias misteriosas. Su automóvil marca Rambler fue hallado abandonado en una carretera cerca de Albany, Oregon. Ese día iba camino a casa para el festejo del Día de Gracias. La policía supuso que tras un fallo mecánicade su coche tuvo que hacer autostop y alguien habría aprovechado para secuestrarla. En esas épocas y lugares, era habitual que las muchachas hicieran autostop y no era tampoco extraño que los depravados aprovecharan esas abundantes oportunidades para secuestrarlas. Según Brudos, Whitney estaba a un lado de la carretera con su auto descompuesto. A pesar de que estaba acompañada por un par de sujetos de aspecto hippie, no desaprovechó la oportunidad que se presentaba con esta muchacha. De acuerdo a esto, los tipos no podían componer el auto, así que Brudos se ofreció ayudar. Tuvo la paciencia de irlos a dejar a donde iban los señores y luego condujo a la muchacha hasta su casa.
Ahí le dijo que esperara mientras Brudos informaba a su mujer que iba a arreglar el auto de la señorita Whitney. Regresó a ella e increíblemente la muchacha aceptó de buen grado los extraños juegos que Brudos jugaba. Probablemente la muchacha estaba dispuesta a juguetear con un hombre desconocido, sin embargo este no era el indicado. Después de colocarle un lazo en los ojos, la estranguló con el mismo. Después de asfixiarla, tuvo sexo con el cadáver. Llevó el cuerpo a su taller y tuvo sexo numerosas veces mas, fotografiándolo con las ropillas femeninas producto de sus hurtos. Finalmente colgó el cadáver en un gancho con unas poleas que había montado en el techo. Cualquiera que hubiera entrado al sitio, habría descubierto las actividades criminales de Brudos, pero éste no hacía gran cosa por ocultarlas. Se dio el caso que un automóvil se estrelló en su propiedad haciendo un hoyo en la pared. Si alguien hubiera echado un vistazo podría haber descubierto algo, sin embargo nadie lo hizo. Ni siquiera el olor a muerto llamó la atención de nadie. Igual que Linda Slawson, Jan Whitney fue a dar al río Willamette junto a una pieza de coche muy pesada. Brudos antes de deshacerse del cadáver arrancó un seno al cuerpo con el objetivo de hacer con el un pisapapeles. 
Tocó turno a Karen Sprinker, muchacha de 19 años, que fue secuestrada por Brudos el día 27 de Marzo de 1969 en un centro comercial al que la víctima había ido para reunirse con su madre. A pesar de que a Brudos no le agradaron los zapatos que la chica calzaba, se decidió por ella tras haber fallado con otra. A punta de pistola la hizo subirse a su carro y la llevó directamente a su casa donde la violó y la forzó a posar con la ropa interior y zapatos de su colección. La colgó del cuello en su sistema de poleas y la asesinó. El cadáver de Karen sufrió las mismas vejaciones que los dos anteriores. Esta vez fueron cortados los dos senos dado que había fracasado en su anterior intento por hacer un buen molde para el pisapapeles. Para que el cuerpo no ensuciara su carro, le colocó un enorme sostén con algodones y gasas. El día de su secuestro su mama la esperó por más de una hora. Testigos indicaron que habían visto a una mujer alta muy extraña merodear el estacionamiento de la tienda. Alguien dijo que al ver de cerca a la "mujer" descubrió que se trataba de un sujeto travestido. Todos se giraban a mirar al individuo. Sin embargo este dato no fue relacionado directamente con el secuestro de Karen Sprinker.
Un incidente adjudicado a Brudos después de su detención se dio el 21 de Abril de 1969 protagonizado por la señorita Sharon Wood. Quien ese día asistió a un centro comercial para reunirse con su ex esposo para discutir sobre su divorcio. Sin embargo le tocó estacionar su vehículo en un nivel y lugar apartado del sótano. Entonces notó que alguien la observaba, específicamente un extraño sujeto. Instintivamente pensó en acercarse donde se escuchaba el ruido de las personas pero en ese momento alguien tocó su hombro. Al voltear vio a este hombre con una pistola en mano. El tipo le dijo que guardara silencio, sin embargo su reacción fue aparte de terror, de furia y decidió pelear por su vida pues algo le indicaba que este hombre era un homicida. No permitiría ser atacada de esa manera. Después de algo de lucha y forcejeo, consiguió morderle una mano. A pesar de que el sujeto pesaba mucho mas que ella, logró conseguir segundos preciosos puesto que el sujeto tuvo que huir ante la cercanía de un automóvil. Sharon Wood informó a la policía que el sujeto tenía ojos azules y muchas pecas, pero ninguna persona que estuvo cerca del acontecimiento pudo recordar a un hombre con tal descripción.
Pocas horas después una chica de 15 años de Salem, Oregon reportó a la policía haber sido tratada de introducir a la fuerza a un carro por un hombre alto y pecoso. Hasta ese momento la policía no sospechaba que tenía en su territorio un asesino serial en libertad. Los estudiosos coinciden en señalar que el estado de Oregon nunca había tratado con criminales seriales por lo que la respuesta de las autoridades era mas bien tibia e inefectiva. 
El 23 de Abril de 1969 desapareció la señorita Linda Salee. Había ido a un centro comercial a comprar un regalo para su novio pero nada mas se supo de ella. Igual que con las otras víctimas, su automóvil fue hallado abandonado y sin señales de que alguien hubiera entrado al vehículo a la fuerza. El novio fue interrogado pero no hubo ninguna razón para considerarlo sospechoso. En esta ocasión Brudos usó la vieja artimaña de fingir ser un policía y blandiendo una placa obligo a la chica a hacer lo que el quería. Para manipularla la acusó de robar una tienda. Al parecer la chica no pensó que fuera a ser asesinada pues no hizo nada por escapar cuando Brudos la dejó amarrada mientras se fue a almorzar. De regreso la violo al mismo tiempo que la estrangulaba. Al parecer le insertó cables con corriente en el tórax para hacerla "bailar..." Tales eran las fantasías del depravado asesino, de controlar hasta en la muerte a sus víctimas. Conducta observada en otros asesinos como Dahmer y Dennis Nilsen.
Tras la desaparición de Salee la policía súbitamente recordó el caso de Linda Slawson quien desapareció en similares circunstancias, sin dejar rastro alguno. Se dieron cuenta que todas las desaparecidas eran mujeres blancas, jóvenes y de alguna manera atractivas. También se descubrió un patrón: todas desaparecían después de mediados de mes. Pocas semanas después un hombre que iba de pesca encontró restos humanos atrapados en la corriente del río Long Tom. Al llegar la policía se dio cuenta que esta era evidencia de un crimen, y lo curioso es que de inmediato comenzaron a recabar evidencias cruciales para el caso. El cadáver estaba atado a un peso con una cuerda de nylon con un nudo muy especial.
Asimismo la presencia de alambre de cobre le indicó a los detectives que el o los asesinos tenían experiencia como electricistas. Por las marcas del cuello, el forense determinó que lo más probable es que la chica muriera por estrangulamiento. Gracias a las impresiones dentales se determinó que la desafortunada víctima era Linda Salee.
Ante el macabro hallazgo la policía comenzó a buscar exhaustivamente por el río y poco tiempo después se encontraron nuevos restos en descomposición. Encontraron iguales nudos y materiales, lo que reforzaba la idea de que era un solo individuo el sospechoso de los crímenes. También la chica hallada estaba atada a un peso. Mediante la ropa que aún conservaba el cadáver fue posible identificarlo como perteneciente a Karen Sprinker. Tras mayores rastreos no fue hallado nada más en las riveras del río. Lo único seguro para la policía es que estaba buscando a un sujeto muy fuerte. Finalmente alguien en el departamento de policía tuvo una brillante idea: investigar en la universidad local, dada la juventud y naturaleza de las víctimas. Aquella estrategia dio frutos inmediatos. 
Los investigadores que interrogaron a las estudiantes de la Universidad Estatal de Oregon se enteraron de la queja de varias señoritas que hablaban de un hombre que les hacía llamadas telefónicas tratando de sonsacarlas. Además, varias personas habían notado la presencia en el campus de un extraño sujeto pelirrojo y ligeramente panzón. Con tan buena suerte, se pudo contactar a una muchacha que en efecto había accedido verse con este sujeto, quien se describió como veterano de Vietnam en busca de compañía. La chica no tenía intenciones de ver de nuevo al sujeto dado su comportamiento fuera de lugar. En la cita este hombre alto y pecoso había querido hablar acerca de las chicas halladas en el río. Además en un raro desplante, quiso saber por que ella no tenía miedo de que el la fuera a estrangular. Sin embargo la policía confiaba en que el hombre le llamaría de nuevo y le pidió a la estudiante que por favor aceptara otra cita mas y así sucedió unos días después. La chica notificó inmediatamente de la hora y el lugar del encuentro a los oficiales.
Una vez puesta la trampa, los oficiales conocieron al sospechoso, un hombre alto, ligeramente regordete de quien conocieron se llamaba Jerry Brudos. Carecían de elementos para detenerlo en ese momento así que se conformaron con saber que vivía por el rumbo y que curiosamente, se dedicaba a la electrónica. Tras cinco días de vigilarlo e investigar su pasado, decidieron arrestarlo. 
La misión de incriminar a Jerry Brudos no era sencilla, sin embargo la dificultad se disipó cuando se estableció la cercanía en tiempo y lugar entre Brudos y cada una de las 4 víctimas conocidas. En su taller casero se hallaba mucha cuerda de nylon como la usada para atar los cuerpos de las víctimas. Su apariencia no denotaba tanta fortaleza para movilizar cuerpos, pero esa impresión podía ser engañosa. No había suficiente evidencia ni motivo aún para obtener una orden de cateo girada por un juez. De lo que no se pudo librar fue de la identificación positiva en su contra de una adolescente quien aseguró haber sido molestada por Brudos hacía unas semanas. Aquello fue suficiente para detenerlo justo cuando intentaba moverse junto a su esposa.
El 30 de Mayo, día de su arresto, la policía descubrió que estaba usando ropa interior de mujer. Aceptó someterse a un interrogatorio, y a pesar de los consejos de su abogado, comenzó a confesar. Durante tres días consecutivos, les contó a los detectives acerca de sus actividades fetichistas y sin mostrar culpa o remordimiento habló de todos los asesinatos. Hablaba muy animado como si quisiera contagiar su pasión a los que le escuchaban. Esa actitud engreída y cínica resultaba muy molesta para los oficiales quienes notaron que Brudos hablaba de las mujeres como si fueran objetos destinados exclusivamente a procurarle placer y diversión. Y a pesar de confesar abundante información, esta no precisaba detalles cruciales que verdaderamente lo incriminaran. Tal era la malicia de Jerry Brudos. Con lo que no contaba era que cuando pidió a su mujer quemar sus pertenencias, esta ya no quiso seguirle el juego y se negó. No se sabe a ciencia cierta si Darcie se había dado cuenta de las actividades criminales, o es que ya estaba cansada de las extravagancias sexuales de su marido quien al comienzo de su matrimonio le pedía andar desnuda por la casa. Una vez Brudos se presentó en la intimidad ataviado con ropa de mujer, para su desilusión Darcie no comprendió este aspecto de su sexualidad y tras la embarazosa experiencia se decidió no volver a tocar el tema. La señora Brudos también había cuestionado a Jerry acerca del molde de seno que había en su taller casero. Este le respondió que no era mas que un pisapapeles.
El 2 de Junio de 1969 se le acusa oficialmente a Brudos de asesinato en primer grado contra Karen Sprinker y se efectúa el ansiado cateo en su domicilio. El equipo encargado de recolectar los datos quedó estremecido con los hallazgos. Se encontraron primero que nada con el gancho y las poleas empotrados en el techo usados para colgar los cuerpos de las víctimas. También mucha cuerda y cintas presumiblemente usadas para maniatar a las muchachas. Apareció el molde del famoso pisapapeles en forma de pecho de mujer. Toda la colección de ropa intima de mujer, como camisones, sostenes, pantimedias y tangas en diversos estilos y tallas. No podía faltar una buena provisión de zapatos de mujer igualmente en diferentes tallas y estilos. Pero lo más espantoso fueron las numerosas fotografías en que salía Brudos mismo, vestido de mujer y luego fueron apareciendo otras donde estaban sus víctimas en diferentes poses y grados de mutilación. Algunas imágenes tenían recortada la parte donde estaba la cabeza, como para gozar el anonimato de la víctima. Pero hubo una fotografía que inclusive causó profunda impresión a los propios abogados de Brudos. En ella, aparecía colgada una jovencita en el mencionado gancho de su taller, vestida con un camisón y ligueros. En una esquina inferior de la foto, se aprecia un espejo que yace en el suelo donde se refleja la imagen estática del asesino. Se trataba de Jerry Brudos contemplando la mujer que había matado momentos antes.
A pesar de que al momento de comenzar el juicio de Brudos no habían aparecido los cuerpos de Slawson y de Whitney, la evidencia física hallada en su casa, la confesión y el testimonio de varias personas constituyeron el llamado 'cuerpo' del delito. Después de la consabida batalla legal en la corte, Brudos fue sentenciado a tres cadenas perpetuas. Sus abogados no podían ya salvar el hecho de la culpabilidad de Brudos, la evidencia así lo mostraba. Pero se enfocaron en demostrar que el defendido, había perdido el control de sus actos, tras un accidente laboral cuando tocó accidentalmente un cable con mucha corriente. Después de aquel incidente, le habían dado fuertes dolores de cabeza y había comenzado a fantasear en guardar cuerpos de chicas en su refrigerador. Siete psicólogos analizaron al acusado para finalmente determinar que a pesar de tener un agudo desorden de personalidad, y de mostrar parafilias, el señor Brudos era perfectamente capaz de discernir entre el bien y el mal. Entonces la estrategia tuvo que corregirse, para finalmente declararse culpable de los cargos.
Durante sus años de prisión Jerry Brudos no lo pasó muy bien, siendo blanco frecuente de ataques. En uno de los cuales le provocaron una fuerte herida en el cuello que requirió decenas de puntos de sutura. Llegó el día en que Brudos se negaba dar entrevistas y en ventilar de nuevo sus crímenes con tal de que nadie mas se enterase en la prisión de sus pasadas monstruosidades. Se supo que en su celda tenía apilados numerosos catálogos de calzado, que frecuentemente solicitaba por correo. Luego fue conocido por ser un genio de las computadoras. Durante mucho tiempo insistió al comité de libertad bajo palabra, que ya estaba reformado y listo para salir, pero siempre le fue negada la moción. El 28 de Marzo del 2006 a los 69 años falleció en prisión de causas naturales. Aunque se menciona que estaba en tratamiento por cáncer de colon.

ASESINOS EN SERIE: ED KEMPER


Edmund Emil Kemper nació el 18 de diciembre de 1948 en California. Como la mayoría de los asesinos recurrentes, se crió en el seno de una familia conflictiva cuyos padres reñían constantemente y que con el tiempo terminarían divorciándose. 
Criado por una madre terrible, que no vacilaba en encerrarlo en el sótano de su casa, Edmund Kemper se vuelve muy tímido y se aísla más y más. Sueña con vengarse e imaginando juegos mórbidos en los cuales tienen un papel esencial la muerte y la mutilación. 
Nadie toma en serio sus fantasías morbosas, ni siquiera cuando a los ocho años juega a la silla eléctrica o a la cámara de gas con su hermana, desempeñando el papel de víctima mientras su hermana hacía de verdugo y lo ejecutaba.
Su primera víctima es el gato de la familia. Le entierra vivo y le corta la cabeza, la cual lleva orgulloso a casa, donde la exhibe en su cuarto como un trofeo. 
Es incapaz de expresar cualquier sentimiento de afecto y sus compañeros evitan su presencia, pues les asusta la manera en la que Kemper les mira fijamente, sin pronunciar palabra.
A los 13 años mata a su segunda víctima de sus experimentos, otro gato. Mata al animal a machetazos y su madre descubre los restos del animal ocultos en el armario. Le había cortado el cráneo para exponer el cerebro y luego lo apuñaló innumerables veces.
En 1963, su madre lo manda a vivir a la granja de sus abuelos paternos, que viven en un rancho de California. Es allí a los 16 años de edad, cuando dispara contra su abuela con un rifle del calibre 22 y luego la apuñala una y otra vez para desahogar su ira, porque según él, era más estricta y le imponía más castigos que su propia madre. Después le pegó un tiro a su abuelo y dejó el cadáver tendido en el jardín. Tras estos crímenes, llama a su madre desconcertado para informarla. Cuando los policías le interrogan sobre los motivos, responde: "Solo quería saber lo que se sentía matando a mi abuela".
Las autoridades lo internaron en un hospital de alta seguridad en Atascadero. En 1969 pese a la oposición de los psiquiatras, lo soltaron cuando tenía 21 años, para ponerlo de nuevo al cuidado de su madre. Para aquel entonces ya medía 2,05 metros de estatura y pesaba unos 135 kilos.
El "gigante asesino" no elegía sus víctimas al azar, las somete a un cuestionario escrupuloso preparando con anterioridad una lista de características físicas y morales de sus futuras víctimas. Es absolutamente necesario que corresponda a la imagen que tiene de las estudiantes que su madre le había prohibido frecuentar. En mayo de 1972 recogió en su coche a dos autostopistas de 18 años, las llevó a un sitio apartado y allí las mató a puñaladas. Luego, trasladó los cuerpos a casa de su madre, les sacó fotografías con una Polaroid, las descuartizó y les cortó la cabeza, al día siguiente entierra los cadáveres en las montañas cerca de las inmediaciones y arroja las cabezas a un barranco.
En septiembre de 1972, cuatro meses después mata a otra joven de 15 años de una manera similar, recogiéndola cuando hacía autostop, estrangulándola, violando el cadáver y llevándoselo a casa.
Mientras se entregaba a esta orgía criminal acudió a una de las evaluaciones psiquiátricas a las que debía someterse con regularidad, y fingió tal lucidez que según los peritos que lo examinaron, ya no representaba una amenaza para sí mismo ni para los demás. Ese día llevaba en el maletero de su coche la cabeza decapitada de su víctima más reciente.
Ed espera otros cuatro meses antes de volver a matar. En febrero de 1973, amenaza a punta de pistola a otra estudiante para que se meta en el maletero, antes de llegar a su casa la ha matado, coloca el cadáver encima de su cama y lo viola. Desmiembra el cuerpo en la bañera y arroja los restos al mar, la cabeza la entierra al pie de la ventana del cuarto de su madre.
En febrero de 1973, otras dos chicas caen bajo los golpes del "gigantón de Santa Cruz". Kemper amontona los cadáveres en el maletero y regresa a casa de su madre, donde cena tranquilamente. Luego baja a decapitar los cuerpos.
Finalmente Kemper mata a su madre a martillazos mientras dormía, antes de decapitarla y de violar su cadáver. Más tarde pone la cabeza de su madre sobre la repisa de la chimenea y le lanza flechitas mientras la insulta.
Esa noche telefonea a una amiga de su madre y la invita a cenar. Tan pronto como se sienta la golpea, la estrangula y la decapita.
Tras esto decide entregarse a la policía. El objetivo principal había desaparecido, dijo más tarde a la policía intentando explicar su decisión por entregarse. En sus confesiones posteriores reconoce que lo que más deseaba era saborear su propio triunfo sobre la muerte de los demás. Él vencía a la muerte y vivía mientras los demás morían. Esto actuaba sobre él como una droga, empujándolo a querer cada día más gloria en su victoria personal a la muerte. En vida, la muerte siempre estaba con él. 
Al preguntársele cómo reaccionaba cuando veía a una muchacha bonita en la calle, contestaba: Un lado de mí, dice, "que chavala tan atractiva, me gustaría hablar con ella, salir con ella", pero otra parte de mí se pregunta cómo quedaría su cabeza pinchada en un palo. 
Edmund Kemper fue declarado culpable de ocho asesinatos en primer grado. Cuando le preguntaron qué castigo pensaba que merecía, contestó que "la muerte por tortura". 
Con ocho condenas por asesinato en primer grado, Kemper escapa a la pena de muerte porque acaba de ser abolida en el estado de California, donde más tarde fue restablecida.
En 1978, Robert Ressler (psicólogo y criminólogo que acuñó el término de "serial killer"), y John Douglas (Jefe de la unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI), que en aquella época estaban haciendo un estudio sobre la psicología del asesino en serie, decidieron interrogar a Kemper en su celda de California, en dónde se encontraba cumpliendo varias condenas de cadena perpetua. 
El reo aceptó entusiasmado la entrevista, y tras entregar sus armas y firmar un documento que exime toda responsabilidad a las autoridades carcelarias de lo que pueda pasar en el interior, los dos hombres se encontraron cara a cara con aquel curioso asesino de talla descomunal y tupido bigote.
Su inteligencia era como su talla, sobresaliente. Según los registros de la prisión, su cociente intelectual era de 145.

Allí les comentó que su madre siempre le había odiado, pues desde niño él se parecía a su padre. Cuando cumplió 10 años ya era un gigante para su edad, y como su madre temía que pudiera abusar sexualmente de su hermana, lo hacía dormir en un sótano que no tenía ventanas.
Recluido como un preso y obligado a sentirse culpable y peligroso cuando no había hecho nada malo, se fue obsesionando con la idea de matar. Cuando sus padres se separaron, mató y descuartizó a los dos gatos de la familia, (según los dos investigadores, la crueldad infantil hacia los animales es el rasgo principal de los tres que caracterizan la personalidad del asesino múltiple. Las otras dos son la piromanía y la enuresis o incontinencia urinaria durante el sueño).
Kemper trató una vez de entrar a formar parte de la Policía de Carreteras de California, pero lo rechazaron. (También esta característica es común en muchos de estos criminales. Si se tiene en cuenta que la mayoría de ellos son individuos fracasados y resentidos, no es de extrañar que en algún momento se ilusionen con la idea de convertirse en policías, que son los representantes de la autoridad e inspiran respeto).
Kemper les contó que posteriormente frecuentaría los sitios de reunión de los agentes y entablaba conversación con ellos, lo cual no sólo le hacía sentirse integrante del grupo sino que le proporcionaba información reservada sobre el avance de las investigaciones de sus crímenes.
Una inquietante anécdota que los investigadores relataban, es que al final de la tercera entrevista, Robert Ressler aprieta el timbre para llamar a la guardia, llama tres veces en un cuarto de hora. Sin respuesta Kemper advierte a su entrevistador de que no sirve de nada ponerse nervioso, pues es la hora del relevo y de la comida de los condenados a muerte, y agrega que nadie contestará a la llamada antes de otro cuarto de hora por lo menos: "Y si de repente me vuelvo majareta, vaya problema que tendrías , ¿verdad? Podría desenroscarte la cabeza y ponerla encima de la mesa para darle la bienvenida al guardia...".
Nada tranquilo, Ressler le contesta que esto no volvería más fácil su estancia en la cárcel. Kemper le responde que tratar así a un agente del FBI provocaría, al contrario, un enorme respeto entre los demás prisioneros. "No te imagines que he venido aquí sin medios de defensa", le dice Ressler. "Sabes tan bien como yo que está prohibido a los visitantes llevar armas", responde Kemper, mofándose.
Conocedor de las técnicas de negociación Ressler intenta ganar tiempo. Finalmente, el guardia aparece y abre la puerta, Ressler suspira con alivio. Al salir de la sala de entrevistas, Kemper le dirige un guiño y poniéndole el brazo sobre el hombro, le dice sonriendo: "Ya sabes que sólo bromeaba, ¿no?".

ASESINOS EN SERIE: HENRY LEE LUCAS Y OTTIS TOOLE


Henry nace en Virginia el 23 de agosto de 1936, fue un hijo no deseado, su madre (Viola Lucas) prostituta le crió a palizas y continuas humillaciones. 
Siendo crio vio a su madre prostituirse y golpear a su padre, Anderson Lucas, un alcohólico al que le faltaban las piernas. Soportó que le vistieran como si fuera una niña. Por supuesto se crió desnutrido, sin atención, sin educación ni valores. 
Sus primeras experiencias sexuales las mantuvo con animales a los que violaba para luego asesinarlos.
En 1950 los padres tuvieron una discusión que terminó con la marcha del padre. Para cuando lo encontraron al día siguiente estaba muerto y congelado en el bosque. Henry Lee no quiso quedarse a vivir solo con su madre y se marchó también, pero como era joven y no sabía hacer nada se dedicó a robar, lo que le llevó a reformatorios y a la penitenciaría. En la cárcel tuvo sus primeras experiencias sexuales con hombres y cuando salió de allí, en 1960, en el transcurso de una violenta disputa con su madre, Henry preso de un ataque de ira le propina diversas puñaladas que acaban con su vida y viola el cadáver de su madre. 
Le detuvieron y le sentenciaron a prisión y cinco años de reclusión en un centro psiquiátrico. Allí se le diagnosticó una psicopatía con desviaciones sexuales y sadismo.
En 1970 y sin estar curado abandonó la cárcel y se marchó a vivir a casa de su hermana y su cuñado. Estos estaban engañados respecto a su salud. Le creían curado. Henry Lee trató de no llamar demasiado la atención pero mató al perro de la familia, recordemos que violaba perros y ovejas a las que degollaba durante la violación para aumentar su excitación.
Más adelante se casó con una amiga de su hermana que tenía dos hijas. Ella trabajaba y él solía quedarse en casa con las niñas. Henry Lee violaba a la mayor (9 años) y obligaba a mirar a la menor (8 años). Un día, sin previo aviso, abandonó a la familia y se fue a recorrer el país. Estuvo asesinando en solitario hasta que en Miami conoció al que se convertiría en su amante y consejero: Ottis Toole, un psicópata apodado "el caníbal de Jacksonville". A Henry Lee Lucas se le relacionó con unos 300 casos más aunque él habló de 900. 
Otis Toole vivió una infancia lúgubre y de abusos marcada por una abuela satanista y una hermana que le sometió a todo tipo de perversiones sexuales desde que Ottis tenía seis años. A los 7 años ya se vestía de niña, era algo retrasado. Se libró de su hermana cuando a ésta la metieron en un reformatorio. Entonces se hizo amante de un vecino. Le fascinaba el fuego y se masturbaba después de prender fuego a una casa. Se convirtió en un adicto sin recuperación a las drogas y el alcohol antes de cumplir los diez años. Con 13 años se ofrecía gratis para hacer felaciones a los borrachos, con 14 años cometió su primer asesinato y cuando tenía 25 ya había cumplido trece condenas. Ligeramente retrasado pero con una gran fortaleza física era "la fuerza" de la pareja.
Años después Toole se enamoró de Henry Lee Lucas sin saber que ambos tenían la misma perversión necrófila y el asesinato. A Ottis le faltaba la inteligencia que tenía Henry Lee, y a éste le faltaba la fuerza bruta de Ottis. Ambos descuidaban su higiene pero lograban acercarse a las personas por su "simpatía".
Juntos se dedicaron a asesinar y descuartizar por la autopista I-35 repartiendo luego los trozos por todo el país, lo que hizo que la policía tuviera problemas para encontrar pistas. Henry Lee Lucas violaba y asesinaba preferentemente mujeres usando un cuchillo, y Ottis se dedicaba a los hombres y les disparaba. Ambos violaban a sus víctimas, después las asesinaban y descuartizaban y después las volvían a violar. Ottis no abandonó su piromanía y juntos quemaron vivo a un anciano en su casa mientras observaban como pedía auxilio asomado a la ventana.
Una sobrina de 15 años de Otis (que parecía tener diez años) se unió a la pareja en sus andanzas. Llamaba a las puertas de las casas mostrando su inocente aspecto y cuando se abrían las puertas entraban de golpe los tres. Se hizo novia de Henry y los problemas con Ottis comenzaron, porque Henry, que quería comportarse como una persona normal, dejó de asesinar para dedicarse a su novia. Durante un tiempo incluso se dedicaron a cuidar de una anciana, pero Henry no aguantó mucho tiempo y decidieron volver a la carretera. Tras vivir en otro pueblo la joven pidió a Henry que le llevara a ver a su familia a Florida. Esto no gustó a Henry pero aún así aceptó. Hicieron auto-stop y surgió una discusión que terminó con la jovencita asesinada con el famoso cuchillo de Henry, directo al corazón. Una vez muerta la violó. Más adelante diría que aquel fue el mejor polvo con su chica. Volvió a visitar a la anciana que la chica y él estuvieron cuidando sólo para asesinarla y esta vez había pistas tras él. Al final fue detenido y terminó confesando no sólo sus dos últimos crímenes sino tantos otros de los que ni siquiera era sospechoso. Con Henry Lee caía también Ottis, que fue detenido y hasta confesó haber compartido algunos de los crímenes de su amante. A Ottis le cayó cadena perpetua y murió finalmente en la cárcel, y a Henry, pena de muerte. Esta fue rechazada finalmente en 1988 y Henry siguió vivo en prisión con un cómputo de 11 asesinatos demostrados. De todos modos creen que es responsable de ciento cincuenta y siete asesinatos, de los cuales ciento ocho los cometió en compañía de Ottis.
¿Secta Satánica?
Además de la crueldad de sus crímenes, los dos personajes confiesan otro hecho muy inquietante: Ottis asegura tener relación con una secta satánica, para la cual los dos asesinos secuestrarían niños, con los cuales se llevarían a cabo sacrificios rituales, pornografía dura e incluso películas snuff, en las cuales se tortura a la víctima y se la mata lentamente mientras una cámara graba las escenas en un plano fijo.
Según unas declaraciones de Toole: " Hubo una época en que ganábamos dinero vendiendo niños a México, que empleaban para películas porno... otros los vendían directamente a gente rica... teníamos una especie de altar y les rajábamos la garganta, bebíamos la sangre y a veces cocíamos los cadáveres... a veces los nuevos miembros cortaban los cuerpos antes de follárselos... y después follaban a los animales y los mataban... y después había una gran fiesta durante la cual comíamos a alguien y a los animales..."
Esta cuestión presenta gran cantidad de dudas, pues la policía nunca pudo probar la existencia de este grupo de satanistas como estructura organizada.

ASESINOS EN SERIE: AILEEN CAROL WUORNOS


En la víspera de la Navidad de 1989, el cuerpo de un hombre llamado Richard Mallory fue encontrado en los bosques de Daytona Beach, en el estado de Florida. El cadáver tenía tres impactos de una pistola calibre 22. 
Un año después, otros seis cuerpos asesinados en forma similar habían sido descubiertos. Todas las víctimas eran hombres de mediana edad que aparecieron muertos cerca de alguna ruta o camino. Todos habían sido robados y asesinados con una pistola calibre 22. 
El FBI sospechó desde un comienzo que los crímenes habían sido perpetrados por una o dos mujeres con rasgos de asesinas en serie. El móvil de los homicidios, sin embargo, no estaba en absoluto claro.
En diciembre de 1990 se obtuvieron los primeros retratos hablados de la posible pareja de asesinas en serie. No pasó mucho tiempo antes que diversos testigos reconocieran en ellos a Tyria J. Moore, de 28 años de edad, y a Aileen Wuornos, de 34. Ambas vivían a la deriva en diversas localidades del estado de Florida y eran amantes. 
Aileen Carol Wuornos había nacido en Rochester, Michigan, el 29 de febrero de 1956. Hija de padres adolescentes que se separaron meses antes de su nacimiento, Aileen quedó al cuidado de su madre, Diane, al igual que su hermano mayor Keith. 
Pero la joven madre fue incapaz de criar a la niña, y en marzo de 1960, Aileen fue adoptada legalmente por sus abuelos maternos.
A los seis años de edad, en 1962, Aileen sufre severas quemaduras en el rostro cuando jugaba junto a su hermano y nueve años más tarde, queda embarazada de un padre que permaneció sin identificar, entregando a su hijo recién nacido a un hogar de Detroit. En esos mismos días, Aileen y su hermano dejan la casa de los abuelos, y ella empieza a trabajar en la calle como prostituta.
En 1974, usando el alias de Sandra Ketsch, Aileen Wuornos es encarcelada en Colorado por conducta impropia, conducir ebria y disparar una pistola calibre 22 desde un vehículo en movimiento.
En 1976, de vuelta en Michigan, Aileen es arrestada en Antrim County por golpear la cabeza de un barman con una bola de billar. Pocos días después, su hermano Keith muere de un cáncer en la garganta y Aileen hereda los 10 mil dólares de su seguro de vida. Con el dinero, se compra un auto nuevo y viaja a Florida en busca de una vida mejor. 
Sin embargo en 1981 Aileen cae de nuevo en la cárcel, esta vez en Edgewater, Florida, por robar a mano armada una tienda. Sale de prisión 13 meses más tarde, en junio de 1983. 
Su siguiente arresto, en mayo de 1984, se debe al intento de cobrar cheques falsos en un banco de Key West. Siguen detenciones por conducir sin licencia, robo de coche, resistencia al arresto, obstrucción a la justicia y por amenazar a un hombre con una pistola calibre 22 para robarle 200 dólares. 
Es a fines de 1986, que Aileen Wuornos conoce a Tyria J. Moore en un bar de Daytona. Ambas se hacen amantes, y cuando después de un año de tortuosa relación la pasión se desvanece, siguen siendo inseparables amigas.
De ahí en adelante las andanzas delincuentes de la pareja se multiplican con asombrosa rapidez. Aileen recurre a varios nombres falsos y junto a Tarya suman incidentes de todo tipo con la policía, desde conducir sin licencia hasta amenazas telefónicas a empleados de supermercado.
Por 1989, Aileen Wuornos es una mujer de carácter agresivo y fácilmente irritable, que viaja siempre con una pistola en su bolso y que trabaja en forma esporádica en bares y paradas de camiones.
El 30 de noviembre de ese año, un electricista de 51 años de nombre Richard Mallory, conocido por su afición al alcohol y a las mujeres, es visto con vida por última vez. Al día siguiente su coche es encontrado en Ormond Beach, junto a su billetera, documentos personales, una botella vacía de vodka y varios condones. 
El 13 de diciembre de 1989, el cuerpo de Richard Mallory es hallado en los bosques cercanos a Daytona Beach con tres disparos en el pecho efectuados por una pistola calibre 22. 
Uno de los titulares aparecidos en la prensa mexicana, el cerco de su búsqueda se iba estrechando. 
Esas pistas, sin embargo, no llevan a la policía a descubrir al culpable. El caso se archiva y permanece sin novedades hasta el 1 de junio de 1990, cuando un hombre desnudo es hallado muerto cerca de Tampa, con seis disparos de una pistola calibre 22. Cuando la policía lo identifica como David Spears, de 43 años de edad, ya ha aparecido un tercer cuerpo desnudo de un hombre de 40 años asesinado con nueve tiros de una calibre 22.
La cuarta víctima se llama Peter Siems y es un hombre de 65 años, que es visto por última vez cuando sale de su casa en Júpiter, Florida, para ir a visitar a unos parientes en Arkansas. Su coche aparece un mes más tarde, chocado y abandonado. Testigos cuentan a la policía que a bordo del auto iban dos mujeres, una rubia y otra de pelo castaño oscuro, y entregan información para realizar un retrato hablado. La mujer rubia iba herida, y una huella de su mano ensangrentada queda grabada en el auto. 
Para noviembre de 1990, los hombres asesinados de forma similar en el estado de Florida ya son nueve. Los medios de comunicación siguen a estas alturas el caso de muy cerca, y presionan a las autoridades policiales para que asuman que se trata de dos asesinas en serie y publiquen sus retratos hablados, lo que ocurre a fines de ese mes.
En las tres semanas siguientes, la policía recibe cuatro llamadas telefónicas que identifican a las sospechosas como Tyria Moore y Lee Blahovec (uno de los tantos pseudónimos de Aileen Wuornos).
Mientras, para obtener algo de dinero, Aileen sigue vendiendo los objetos de valor que ha robado a sus víctimas. Es así como el 6 de diciembre, vende la cámara y el detector de radar de Richard Mallory en Daytona, y parte a Ormond Beach a vender una caja de herramientas que pertenecía a Spears.
El 9 de enero de 1991, Aileen Wuornos finalmente es detenida en un bar de Harbor Oaks. Al día siguiente Tyria Moore es conducida a la casa de sus hermanas en Pennsylvania, y acepta colaborar con la policía.
El 16 de enero, Aileen confiesa seis asesinatos, y alega que todos fueron cometidos en defensa propia, pues esos hombres intentaban violarla. Antes de que terminara ese mes, ella y su abogado venden los derechos cinematográficos de su vida.
El 27 de enero de 1992, un jurado declaró a Aileen Wuornos culpable de homicidio en primer grado y recomendó la pena de muerte. El 30 de enero de 1992 Aileen Carol Wuornos fue sentenciada a morir ejecutada. La pena se cumplió en el otoño de 2002.